Domingo de Ramos
El Divino Redentor sabía que aquella aclamación provenía de un pueblo superficial, frívolo, ingrato, que en aquel momento gritaba «¡Hosanna al hijo de David!», pero poco después estaría prefiriendo a Barrabás.
El Divino Redentor sabía que aquella aclamación provenía de un pueblo superficial, frívolo, ingrato, que en aquel momento gritaba «¡Hosanna al hijo de David!», pero poco después estaría prefiriendo a Barrabás.