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Expectativa de los ecuatorianos con el nuevo gobierno

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Comunicado de Prensa

Quito, 17 de Junio de 2021

Hace algunos años la reactividad de los ecuatorianos era tan efervescente que se ponían y quitaban presidentes con frecuencia inusitada.

Esa reactividad fue adormecida por el Socialismo del Siglo XXI del ex Presidente Correa, quien no dudó en utilizar la violencia y la persecución hacia quien no pensaba como él; la cárcel, las muertes inexplicables, los fallos judiciales dictados desde el ejecutivo, eran frecuentes.

Sin embargo, su larga tiranía llegó al fin, porque los ecuatorianos no aguantaron más; vino un gobierno de transición que cumplió un papel anestesiante, amortiguador, que pretendió generar un estado de ánimo aletargado y sin reacciones. Cuando finalizó este período y el país tuvo que elegir un nuevo mandatario, se reavivaron las reacciones contra el arbitrario régimen anterior.

La mayoría de los ecuatorianos no estaban dispuestos a permitir el retorno del socialismo, y lo que quedó claro en el evento electoral, es que más que votar por un candidato, se votó contra el socialismo.

Antes de asumir el nuevo gobierno ya se evidenciaron pactos en que bajo el pretexto de encuentro y gobernabilidad se ofreció impunidad e indultos. La ciudadanía tomó conocimiento de estas traiciones al electorado, y reaccionó vigorosamente, evidenciando esta reacción en las redes sociales de manera 

categórica y amplia, lo que obligó a dar marcha atrás anulando esas componendas.

En hora buena por el Ecuador, el mantenerse vigilantes y atentos para no permitir caminar a los gobernantes por sendas contrarias a las dispuestas por los ecuatorianos.

Por otro lado el resultado electoral generó un profundo respiro y alivio a la nación, motivó una esperanza de mejores días alejados de la fracasada experiencia socialista sostenida como ya dijimos en la violencia y persecuciones.

Distensión y alegría se respiró en todos los rincones de la Patria con los nuevos rumbos que el país deberá tomar. Las reacciones fueron inmediatas: a nivel internacional cayó el riesgo País, a nivel local se reactivaron actividades comerciales y mercados que estaban paralizados. Hay un deseo de que estos avances se consoliden.

Sin embargo, unas nubes negras de desconfianza cubren el horizonte: no es ajena para nadie la expectativa de si el gobierno electo cumplirá o no la esperanza depositada en él por los ecuatorianos; si tendrá pulso para frenar las amenazas de sectores insurgentes que ya incendiaron ciudades y campos; si no pactará en compromisos con los anteriores gestores de la corrupción y del fracaso.

Es notorio el empeño de cada ciudadano en trabajar y luchar para acabar con las falencias dejadas por el fracasado socialismo y extirpar para siempre la corrupción que dejó quebrado al Estado; no falta voluntad, apoyo al gobierno y ahínco para ello.

Es hora de repasar un poco la historia para no cometer equivocaciones y omisiones que llevaron naciones enteras a la ruina, después de haber realizado los más grandes sacrificios y actos de heroísmo por su patria.

Recordemos la España de 1936, el régimen comunista que tiranizaba España, provocó una enorme reacción en toda la nación que suscitó el Alzamiento Nacional, al que el ejército tuvo que plegarse, pues la reacción vino de la sociedad civil.

Después de una de las guerras civiles más cruentas del siglo XX, el comunismo fue expulsado de España y Franco gobernó durante cuarenta años: la paz, prosperidad y bienestar primaron en toda España pese a la actividad terrorista de ETA. Después de Franco, España entró en una debacle que abarcó todos los ámbitos de la sociedad: triunfó el socialismo que gobierna larguísimamente, se destruyeron las barreras ideológicas, la moral cayó por los suelos, el espíritu cristianó se diluyó por completo.

¿Cómo se llegó a una situación tan calamitosa después de todos los sacrificios y actos heroicos realizados en la guerra civil española?

Los españoles perdieron la vigilancia, dejaron de estar alertas, su dinamismo se centró en el trabajo y progreso económico únicamente, primó el deseo del placer desordenado y los ideales que los hicieron luchar para liberarse de la opresión comunista quedaron adormecidos.

Cuando se sale de regímenes opresores y se vuelve al estado de derecho, fácilmente se cae en la despreocupación y todos los esfuerzos se vuelcan a la búsqueda del orden y prosperidad.

Pero el orden no está completo si no se recuerda atentamente la historia y no se pierde la memoria de los años de opresión.

Otrora desde el púlpito la prédica de la moral cristiana y la continua invitación a practicar la virtud, eran puntales para no derrapar a los abismos; hoy en día en el púlpito está la complicidad del deterioro de la sociedad, con las omisiones al no condenar al socialismo y su ateo materialismo confiscatorio que atenta contra la ley de Dios, o dejando correr las costumbres laxas.

El futuro del Ecuador depende de dos circunstancias: cuánto se aplique el Estado en dar libertad de trabajo al sector privado y cuánto la sociedad no se deje inebriar por una vida sin moral, sin principios, sin vigilancia, con un optimismo ciego, en que solo la prosperidad está en el horizonte y no defender los postulados que la sustentan y defienden, sabiendo que hay una izquierda internacional bien organizada, activista y que tiene como fin destruir los restos del Occidente de raíces cristianas y libres.

Para el bienestar de una nación no basta el estado de derecho, es necesaria la práctica de la virtud cristiana de la que el gran García Moreno fue un ejemplo.

Pidamos a la Virgen del Buen Suceso cuya venerada imagen se encuentra en el monasterio de la Concepción ubicado en una de las esquinas de la Plaza Grande, el triunfo del espíritu cristiano en nuestra patria.

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