Tradición, Familia y Propiedad – TFP

¡Oh Señora de Fátima!

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¡Oh Señora de Fátima! Reina combatida y, por ahora, aparentemente derrotada; Reina de las lágrimas hoy, Reina victoriosa mañana; ¡Virgen Inmaculada, así predestinada por Dios antes de todos los siglos, y venerada en el tiempo y en la eternidad!

Dadnos la gracia de que la consideración de vuestro Mensaje, de vuestro semblante y de vuestro llanto, despierte en nosotros la convicción de que la hora presente tiene toda la gravedad trágica simbolizada por vuestras lágrimas.

Haced presente a nuestras almas la infamia del pecado inmenso de Revolución y la gravedad apocalíptica del castigo que este merece. No permitáis que esas consideraciones concluyan en un sentimentalismo vago, el cual, hoy más que nunca, sería criminal.

Hacednos comprender que por vuestras lágrimas queréis estimularnos a la lucha entusiasta, heroica, incesante. De tal forma, oh señora, que desaparezcan las escorias de la Revolución en nuestras almas y, frente a vuestros enemigos, seamos guerreros inflexibles, leones de Judá, verdaderos continuadores en la tierra, de los Ángeles que expulsaron del Cielo a los espíritus rebeldes.

Hacednos hombre de Fe, enteramente puros, entusiasmados con las desigualdades armónicas que constituyen el orden del universo; hombres de disciplina y de abnegación, cuyo pensamiento dominante hasta la implantación de vuestro Reino sea sólo este: Es mejor morir, a vivir en una Iglesia y en un mundo devastados y sin honra. Vivir, Madre mía, es vivir para luchar o morir por Vos. Amén.

(Plinio Correa de Oliveira, compuesta en 1973)

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