Madre mía, yo sé que soy tal que, si fuese sólo por mí, acabaría separándome de Vos. Pero sé que sois tan insondablemente buena y poderosa que podéis impedir que me separe de Vos. Entonces, mi confianza en ser fiel resulta, Madre mía, esencialmente de esto: No permitáis jamás que me separe de Vos.
Tengo certeza de que, como nunca se ha oído decir que habiendo alguien recurrido a vuestra protección e implorado vuestro auxilio, fuese desamparado, esta súplica mía tampoco dejará de ser oída.
(Compuesta el 12/6/1971)