Reproducido por TFP-Ecuador el 6 de agosto de 2023
Una de las situaciones en las que la ejemplaridad aparece más excelentemente es la condición de Jefe de Estado. En ella estaba García Moreno (1821-1875), Presidente de la República de Ecuador. De sangre española y, probablemente, un poco de sangre indígena, él es el modelo del ecuatoriano. Más aún, es el tipo del hispanoamericano del norte de Sudamérica.
Lo es por el físico, pero se ve que mucho más por el alma. Tiene profundidad de espíritu, firmeza y lógica de pensamiento, dominio de sí mismo y una permanente movilización de todo su ser para cumplir un deber muy arduo. Todo esto brilla en él, de modo especial, cuando se hace fotografiar o pintar ostentando las insignias de Jefe de Estado.
Aún pueden observarse otras cualidades en García Moreno: mucha propensión hacia la fe católica, apostólica y romana; mucha afinidad con la Iglesia; elevación de alma; facilidad para lo sobrenatural, sin duda proporcionada por la gracia, pero que encuentra un punto de inserción en la naturaleza. Él tiene todo esto de modo espléndido.
Pero también se nota algo que es lo contrario de esto, que caracteriza muy fácilmente a los pueblos con mezcla indígena. Porque es propio de las personas que traen consigo esa mezcla tener una tendencia a soñar con los ojos abiertos, a la flojera y a la inconstancia. Sin embargo, también es propio del católico, cuando nace con defectos así, darles la vuelta y ser sobresaliente en las virtudes opuestas. Y esta es la mayor belleza del alma de García Moreno.
Murió por la fe. Es mártir. Hasta en esto dio la vuelta a los defectos de su pueblo, comunes con los de otros pueblos sudamericanos. ¡Es algo admirable!
Un pueblo solamente es grande cuando da la vuelta a sus defectos nativos. Si no hace esto, esos defectos lo dominan. Nuestros defectos nativos, o son quitados a latigazos o ellos nos ponen bajo el látigo. Y García Moreno fue ejemplo de esto. Es por donde él realizó lo mejor de los designios divinos para con el pueblo ecuatoriano.
Extractos de conferencia para socios y cooperadores de la TFP. Sin revisión del autor. 17/02/1989.
